¿Luz cálida o menor para iluminación de exteriores?

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La incorporación de la tecnología LED en la iluminación urbana se ha hecho una tendencia en los últimos años en todo el mundo, principalmente por la eficiencia y ahorro de energía comprobados. El incremento en su uso también ha suscitado opiniones en cuanto a la temperatura de color adecuada para el entorno.

En el Artículo 3° se establece que para la iluminación exterior la temperatura de color no debe exceder el valor máximo de 3000K en áreas urbanizadas y fuera de ellas.
 

Por su parte, la diseñadora de iluminación Paulina Villalobos señaló en el Manual de Elementos Urbanos Sustentables Tomo III, publicado en Chile en agosto de 2017 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que es importante que para exteriores públicos con tránsito de personas se privilegie la luz con temperatura cálida, especialmente LED, ya que otorga mejor reproducción cromática cuando es más cálido (2700K a 3000K), en tanto que la luz fría (sobre 4000K) puede impactar en la salud de las personas alterando el metabolismo. 

En abril de 2020, la Asociación Internacional de Cielo Oscuro (IDA) y la Sociedad de Ingeniería de Iluminación (IES) promulgaron cinco principios para la iluminación responsable al aire libre, en atención al problema global de la contaminación lumínica que afecta negativamente nuestro medio ambiente y la condición humana.

 

 

Entonces, estas son las razones por lo que las luces LED cálidas de 3000K, o menos, parecen lo indicado para la iluminación urbana:
 

La salud: 3000K o más propicia la supresión de melatonina, hormona que se genera en el cerebro y es necesaria para inducir el sueño. En otras palabras, en ambientes de luz cálida el cuerpo se relaja, mientras que bajo luz fría se incita.
 

Contaminación lumínica: Luminarias exteriores adaptadas para funcionar con lámparas LED de 3000K o menos ayudan a reducir el brillo irradiado al cielo, lo cual dificulta actividades como la astronomía y cambia el paisaje natural.

Vida animal nocturna: Aves, insectos, tortugas, peces y otros animales nocturnos se deslumbran y encuentran dificultades para camuflarse u ocultarse de los depredadores por efecto de la luz azul, principalmente en áreas suburbanas. Además, afecta negativamente el comportamiento y la reproducción de gran parte de la fauna.

 

 

“En épocas tempranas del desarrollo de luminarias LED para exteriores la diferencia de flujo luminoso podía tener una diferencia en la eficiencia. Pero ahora, cuando las luminarias con LED de 3000K alcanzan 110 lm/W o más no hay justificación para preferir luminarias de luz fría, que no es sana ni para nosotros ni para el medio ambiente”.

Finalmente, la española Fundación Cielo Sustentable considera que en la medida que la tecnología LED continúe avanzando, será cuestión de tiempo que una temperatura de color de 2700K o menos se convierta en la nueva norma.

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